Acaba febrero, un mes de días señalados, con otra celebración: la del día de Andalucía. Hoy, en el instituto, como mañana no vamos (tenemos puente), hemos hecho algunos actos conmemorativos. Se ha organizado un desayuno molinero (molletes de Écija con aceite de oliva de la zona) y cada departamento ha hecho alguna actividad en la que se ha destacado lo andaluz: en Lengua un grupo se ha encargado de confeccionar carteles sobre poetas andaluces y pegarlos en un panel. Mi aportación ha consistido en recopilar y leer poemas dedicados al río Guadalquivir, considerado por los poetas río emblemático de Andalucía, e incluso representativo de lo español -identidad sobrante creo que se llama a esta tendencia de los poetas de considerar como rasgos españoles los que son sólo andaluces-. Una muestra de la recopilación, excelente, además, para trabajara las figuras literarias:
Hoy, leyendo noticias en Internet, me ha sorprendido descubrir la cantidad de denuncias del profesorado que hay por agresiones de los alumnos ¿Qué está pasando en el mundo educativo? ¿Qué hay que replantearse para cambiar el rumbo que estamos tomando? Hace algunos días en una entrada del blog ya hablé de que el desánimo me invadía por determinadas actitudes de los alumnos ante las materias que impartimos. Pero eso es lo menos grave. Lo peor es el despecho y el desprecio por parte del alumnado hacia la labor educativa en general, hasta el punto de llegar a extremos violentos. Yo no vivo estas situaciones ahora, pero sí las viví en primera persona el curso pasado: cubrí una baja por depresión en un centro bastante conflictivo y sé lo que es dar vueltas y vueltas en la cama la noche previa a los días con horas de clase a alumnos "temidos", y no poder dormir a causa de la inquietud y el miedo de no saber con qué me encontraría ni qué haría al día siguiente. Este año solo lamento la generalización de la apatía y el desinterés en el alumnado, pero al menos no peligra mi salud psíquica o física. Los profesores y educadores nos cuestionamos qué está fallando, intentamos arreglarlo también por la parte que nos toca, pero hay circunstancias en que ya es demasiado...¿Acabaremos vistiendo como el personaje de la viñeta? ¿Qué hemos hecho para merecer esto? ¿Compensan tantos años de estudio y dedicación a la profesion ante este panorama tan desalentador?
En un día como el de hoy, en el que se cumplen setenta años de la muerte del poeta sevillano Antonio Machado, la ciudad, con su cielo luminoso y limpio, parece rendir homenaje al poeta, haciendo honor a esos últimos versos que escribió estando tan lejos, ya para siempre, de su tierra: “estos días azules, este sol de la infancia...” Hoy hace un día machadiano, de esos “de claro sol de invierno” en que “entra la luz dorada de Sevilla, abierto el corazón al mundo". Yo lo quiero recordar con este poema en el que, como tantas veces, deja ver la bonanza del lugar donde nació.
¿Por qué, decisme, hacia los altos llanos, huye mi corazón de esta ribera, y en tierra labradora y marinera suspiro por los yermos castellanos?
Nadie elige su amor. Llevome un día mi destino a los grises calvijares donde ahuyenta al caer la nieve fría las sombras de los muertos encinares.
De aquel trozo de España, alto y roquero, hoy traigo a ti, Guadalquivir florido, una mata del áspero romero.
Mi corazón está donde ha nacido, no a la vida, al amor, cerca del Duero... ¡El muro blanco y el ciprés erguido!
Trasteando por la red he encontrado un vídeo que responde a esta pregunta...Bueno, aparte de bromas, esta animación (encontrada en Au secours j'ai un blog) nos puede servir también para reflexionar sobre el sistema educativo, la invalidez de determinadas medidas correctoras, el papel de los padres en la educación de los hijos... Espero que os guste.
Ahora es una pregunta repetida. Les presentamos actividades divertidas (sopas de letras, crucigramas, ejercicios interactivos...), les creamos blogs, cazas del tesoro, webquest y otras “chucherías” TIC, buscamos versiones cantadas de poemas, animaciones, vídeos, archivos sonoros, canciones que recreen los tópicos, motivos o temas estudiados, traemos periódicos al aula, conseguimos noticias sorprendentes, extrañas, que consigan interesar al alumno, sacrificamos la lectura de las obras canónicas en favor de las lecturas juveniles, trabajamos con textos curiosos, que traten temas actuales, que conecten con los intereses y con el entorno...Y ellos siguen haciéndonos esa pregunta. O sentencian, que todavía es peor: "Maestra, esto es un aburrimiento que no vale para nada". Antes no nos planteábamos si la literatura servía o no: si no gustaba, se estudiaba como un puro trámite; si te gustaba, disfrutabas de ella. Ahora, salvo excepciones (menos mal que las hay: son las que hacen que la profesión siga mereciendo la pena), la literatura no interesa. Pero además de eso parece molestar que exista. Y esos principios constructivistas que tanto nos esforzamos en aplicar en el proceso de enseñanza-aprendizaje no sirven apenas. Parece que estamos obligados a hacerles entretenida una materia sin que el alumno (y la alumna, claro) deba tener un mínimo interés por ella ¿No será que de tanto adornarla y querer hacerla apetecible hemos ayudado a hundirla? ¿No será que los alumnos se han acomodado a que siempre les demos lo que quieren? Yo no abogo por una enseñanza tradicional, cerrada a las innovaciones, más bien al contrario. Lo que sucede es que la apatía y el desinterés (a veces incluso la desfachatez) del alumno, y también la falta de colaboración por parte de la Administración, el hecho de que no se cuestione nada de esto por parte de las autoridades competentes (o incompetentes...), me provoca desánimo, desilusión, desmotivación. A este paso vamos a sacrificarlo todo para tener a los chavales contentos: démosle para ello tuenti, messenger, móviles, videojuegos...En fin, no entiendo por qué debemos justificar constantemente la utilidad de los contenidos que impartimos (la literatura, la sintaxis, la morfología...) ¿Hay que explicar a estas alturas para qué sirve tener mayor capacidad de comprensión, hablar bien, adquirir cultura, tener nuevos conocimientos y, con ello, mayores posibilidades de disfrute?
Estos son dos granitos de arena para intentar, desde la poesía, promover entre los adolescentes el rechazo de relaciones que puedan generar la violencia de género. Quizás un simple poema no sirva para nada, pero si al menos a un lector adolescente le hace pensar en que es no son posibles ni deseables otras maneras de amar que no sean estas, habrá merecido la pena. Y si hay aunque sea una adolescente a la que esta lectura sirva para reivindicar un amor no posesivo, justo, verdadero, también me doy por satisfecha.
REGLAS DE JUEGO PARA LOS HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A LAS MUJERES
I
El hombre que me ame deberá saber descorrer las cortinas de la piel, encontrar la profundidad de mis ojos y conocer lo que anida en mí, la golondrina transparente de la ternura.
II
El hombre que me ame no querrá poseerme como una mercancía, ni exhibirme como un trofeo de caza, sabrá estar a mi lado con el mismo amor con que yo estaré al lado suyo.
III
El amor del hombre que me ame será fuerte como los árboles de ceibo, protector y seguro como ellos, limpio como una mañana de diciembre.
IV
El hombre que me ame no dudará de mi sonrisa ni temerá la abundancia de mi pelo, respetará la tristeza, el silencio y con caricias tocará mi vientre como guitarra para que brote música y alegría desde el fondo de mi cuerpo.
V
El hombre que me ame podrá encontrar en mí la hamaca donde descansar el pesado fardo de sus preocupaciones la amiga con quien compartir sus íntimos secretos, el lago donde flotar sin miedo de que el ancla del compromiso le impida volar cuando se le ocura ser pájaro. VI
El hombre que me ame hará poesía con su vida, construyendo cada día con la mirada puesta en el futuro.
VII
Por sobre todas las cosas, el hombre que me ame deberá amar al pueblo no como una abstracta palabra sacada de la manga, sino como algo real, concreto, ante quien rendir homenaje con acciones y dar la vida si es necesario.
VIII
El hombre que me ame reconocerá mi rostro en la trinchera, rodilla en tierra me amará mientras los dos disparamos juntos contra el enemigo.
IX
El amor de mi hombre no conocerá el miedo a la entrega, ni temerá descubrirse ante la magia del enamoramiento en una plaza llena de multitudes. Podrá gritar -te quiero-o hacer rótulos en lo alto de los edificios proclamando su derecho a sentir el más hermoso y humano de los sentimientos.
X
El amor de mi hombre no le huirá a las cocinas, ni a los pañales del hijo, será como un viento fresco llevándose entre nubes de sueño y de pasado, las debilidades que, por siglos, nos mantuvieron separados como seres de distinta estatura.
XI
El amor de mi hombre no querrá rotularme y etiquetarme, me dará aire, espacio, alimento para crecer y ser mejor, como una Revolución que hace de cada día el comienzo de una nueva victoria.
(Gioconda Belli)
LIBRE TE QUIERO
Libre te quiero como arroyo que brinca de peña en peña, pero no mía.
Grande te quiero como monte preñado de primavera, pero no mía.
Buena te quiero como pan que no sabe su masa buena, pero no mía.
Alta te quiero como chopo que al cielo se despereza, pero no mía.
Blanca te quiero como flor de azahares sobre la tierra, pero no mía.
Pero no mía ni de Dios ni de nadie ni tuya siquiera.
Como profesora que cada día percibe el entusiasmo y la vitalidad de los alumnos de estas edades me siento triste y consternada por la pérdida de una vida apenas disfrutada. Como ciudadana sevillana me uno al dolor de mis vecinos y reclamo justicia. Como mujer siento rabia e impotencia ante un caso tan atroz de violencia machista. Como madre de dos adolescentes que rondan la edad de Marta me imagino la inconsolable congoja, el amargo pellizco, que sufren esos padres por culpa de un vil asesino y sus compinches. Como persona razonable intento comprender qué pasa (o deja de pasar) por la cabeza de un ser humano para llegar al punto de convertirse en un animal. Me pregunto cómo el amigo de una joven de diecisiete años puede parecer normal y ocultar que es un asesino, un criminal, un delincuente. Y siento miedo, pena, vergüenza, asco…
Hoy, 12 de febrero, hace 25 años que murió Julio Cortázar. Cualquier día es bueno para recordarlo y leer su obra pero, siendo como es hoy una fecha tan significativa, encuentro la excusa perfecta para dedicarle la entrada. Escojo dos fragmentos de Rayuela que me parecen magníficos. Que los disfrutéis.
Se acerca San Valentín, día de los enamorados. Creo que cualquier momento puede ser bueno para enamorarse y para celebrar que se está enamorado, así que considero este día como otro cualquiera, pero, como para los alumnos suele tener un gran tirón, se puede aprovechar la fecha para motivarlos con alguna actividad distinta, relacionada con el tema amoroso. He estado echando un vistazo por Internet y he visto algunas propuestas interesantes.
- En LA REDACCIÓN CON LOS BLOGS se propone un ejercicio de creación. Se trata de escribir un pequeño texto de evocación de un amor pasado que, pienso, podría aprovecharse, de paso, para trabajar el adjetivo o incluso la sintaxis de la oración compuesta. - En Ler Para Crer preparan la celebración de este día recopilando poemas de amor de la literatura. Esta es una actividad que puede desarrollar el alumno en casa (mediante la búsqueda de poemas) y completar en el al aula (con la lectura de poemas en voz alta) o bien se podría realizar en el aula de informática y recoger las poesías en el blog. - Por último, acudiendo al recurso de los vídeos de animación para trabajar la creación de textos, se me ocurre utilizar esta original y tierna historia que encabeza la entrada (vista en Recogedor), o esta otra encontrada en Au secours j'ai un blog.
Ayer se fue definitivamente una amiga. Tras una larga y dura lucha con el cáncer, que finalmente, aunque a duras penas, le quitó hasta las ganas de vivir, murió sin haber llegado a cumplir los cuarenta años. Hoy ella ya no está, llueve sin parar y me gustaría recordarla desde aquí con un poema:
¿A dónde irán las lágrimas lloradas, las caricias insurgentes, los besos, las canciones soñadas, las miradas,
los celos trasnochados y los miedos?
¿Y qué va a ser de todo lo aprendido: las letras dibujadas por tus manos, las huellas de tus dedos en los libros, el sello de tus pies en los zapatos?
Todo lo conformado en tanto tiempo, memoria almacenada de los días, se va desmoronando en un momento.
La vida acumulada con esfuerzo se borra como el eco de un susurro y queda, sin remedio, en un recuerdo.